domingo, 10 de noviembre de 2013

I'm a little drunk and I need you now.

¿Cuántas veces te has quedado callado cuando querías gritar?
¿Cuántas cartas has escrito y se han quedado en el fondo de tu cajón?
¿Cuántas emociones y sentimientos te has quedado para ti?
¿Cuántas noches te has ido a dormir con la sensación de no ser lo suficientemente bueno?
¿Cuántas noches te has ido a dormir echando de menos?
¿Cuántas noches te has quedado sin dormir mientras el silencio te aplastaba los oídos y la oscuridad te cegaba?
¿En qué pensabas esas noches? ¿En las veces que te quedaste callado cuando todo tu ser gritaba, quizá? Bueno, a veces el silencio es el grito más poderoso, o eso dicen.
O quizá pensabas en todo se montón de cartas que escribiste y su destinatario nunca leyó, o a lo mejor lo único de lo que eras capaz era de sentir la presión que ejercían en tu pecho miles de sentimientos y emociones que te habías quedado para ti, y es que, chico, si sigues así, un día vas a explotar.
O probablemente pensabas en alguien a quien echabas de menos, mientras sentías su indiferencia hacia tu persona oprimiéndote el esternón.
Quizá pensaras en todas esas veces que has estado hundiéndote, y gente por la que tú te habrías tirado al más frío de los mares, simplemente te miraba desde la orilla gritándote que aprendieses a nadar.
Qué situación tan graciosa, ¿no? Ves el mundo correr mientras tú estás ahí sentado, esperando a la tristeza para que venga a matarte. Y ahí estás, sentado en el borde de la cama, y miras a tu lado y no hay nadie. Solo, como siempre...
Y es que algunos estamos destinados a morir buscando una mano a la que sostener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario