miércoles, 16 de enero de 2013

«Dije 'Dios, quiero ser libre', y bajó y me dijo, 'Hijo, escoge tu el calibre'».

Y allí se quedó. Parada. Inmóvil. Dejando que la oscuridad la aplastara por completo. Las palabras de aquel adiós resonaban en su cabeza como si estuvieran puestas en modo repetición. Resonaban una y otra vez, trayendo consigo oleadas de recuerdos que la dejaban allí, clavada en medio de ningún lugar, suspendida en un profundo dolor. 
Sentía cómo a cada milésima de segundo que pasaba se sentía más vacía. Más aún. Otra vez aquello.

- Me voy.

+¿Qué?

- Esto ya no tiene sentido. Nunca lo ha tenido y nunca lo tendrá.

+ ¿Tú... no... me quieres?

- No.

No. Sentía cómo el filo de la negativa le abría una herida enorme en el pecho. Ardía. Los bordes en carne viva de su herida ardían, así como todo en torno a lo que había girado su vida hasta ahora.
'A veces basta sólo una mentira para poner en duda todas las verdades'. Y qué verdad. Vio cómo todo por lo que había luchado se desmoronaba. Peor. Vio que había luchado para nada. Y allí se quedó. Aferrada a toda esa mentira, sintiéndose por momentos más vacía, más en llamas.



domingo, 13 de enero de 2013

'Porque sabes que pierdo el culo por ti. Y quizá ese fue mi fallo.'


Y llega ese momento que te das cuenta de que es ella.
Ella.
Ella es ahora esa persona que maneja el compás de tu vida. La que marca el ritmo. La que activa esa parte de ti que hace que juntos forméis un perfecto compás binario, que bailéis la misma melodía. Ella es justo esa que hace que todas y cada una de las terminaciones nerviosas de tu cuerpo cobre vida.
Ella.
Ella es esa persona que al mirarla parezcas un ciego que ve por primera vez el sol. Que cada vez que te toca sientas como una corriente eléctrica corriendo por tu cuerpo, esa que hace que siempre quieras más y nunca menos.
Ella.
Ella es la que te vuelve loco cada vez que mueve las caderas al andar, la que hace que no puedas hacer nada para remediarlo. La que hace que realmente tengas ganas de llegar a casa, a la que realmente te apetece escuchar contándote todo lo que ha hecho durante el día, aunque te resulte aburrido.
Ella.
Y ya no puedes hacer nada, porque es ella. Porque te sientes irremediablemente atraído, como si ahora tu centro de gravedad fuese ella. Y realmente lo es, vaya si lo es.



domingo, 6 de enero de 2013

'Lo que me gustaba de ella era su ausencia del mundo, 
cómo se evadía de  todo.
Hasta que de tanto evadirse, se fue.'