lunes, 6 de febrero de 2012


No creo, sinceramente, que esto vaya a durar para siempre. Porque las cosas van y vienen. Quiero decir, no quiero que te acostumbres a tenerme ahí. Es cierto, han pasado mil cosas, me has hecho daño y yo te lo he hecho a ti y aquí estoy, esperando a que el día que necesites mi ayuda vengas a mi puerta a pedírmela. Pero ya te digo, no te acostumbres. Ni a tenerme ahí, ni a que cuando esté mal vaya a buscarte para que me des consejo, o simplemente que me escuches. No te acostumbres a que cuando necesite unos labios a  los que besar  vaya a buscarte a ti. Simplemente no lo hagas, porque quien sabe si mañana se me cruzan los cables y te digo hasta aquí. Y entonces, no quiero que me eches de menos, ni que me quieras a tu lado ni que quieras mi ayuda, porque para ese momento, todo se habrá acabado , todo  habrá llegado a ese punto de no vuelta atrás y yo, y todo lo que fuimos, estará a mil noches de aquí.

viernes, 3 de febrero de 2012

Ni yo era tan loca, ni tú eras lo mejor.


Olvida los príncipes azules. Deja de obsesionarte con los cuentos y mundos de fantasía. Nadie ha nacido con sangre azul y seguramente nadie va a ir a tu cama a despertarte con un beso. No vas a encontrar esa perfección, de todos modos, puedo asegurarte que te aburriría. Despierta. Date cuenta, las cosas no duran para siempre, hasta los amores de película duran dos escasas horas. ¿Y sabes que te digo? Que esto acaba de empezar, pero yo ya no te voy a contar más nada. Ahora te toca a ti.
Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia; nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables.