sábado, 19 de mayo de 2012

Eran como dos desconocidos que se conocían perfectamente. Por dentro les mataba la idea de no verse, pero se miraban y hacían como si no se conociesen. Pero no era así y ellos lo sabían. Ella sabía todos y cada uno de los defectos que tenía él y él conocía perfectamente la cama de aquella chica. Y la verdad es que aquella chica le había robado sus mejores noches y se había pasado los últimos años viviendo en su mente. Ella era la chica con la que él había soñado, y se habían tenido. Lo habían tenido todo. Fueron un ocho tumbado que supo cómo levantarse. Y él... él fue el chico con el que ella aprendió a amar, él fue con el que ella quiso inventar un nueve tumbado porque el ocho se quedaba corto. Él quería ser la primera vez en todo de su chica y aquella chica quiso ser su primera despedida con sabor a no me olvides. Y lo fue, realmente lo fue.