A ella en su tiempo libre le gustaba ser arquitecta de sonrisas. Le gustaba hablar de sonrisas y con sonrisas.
También ella sabía ver más allá de una sonrisa, sabía ver la desesperación de aquellos que se las pintaban y no les nacían. Ella sabía estar en el lugar indicado en el momento indicado, sabía valorar el brillo de una mirada y el silencio de un beso.
¿Pero sabes que era lo mejor de aquella chica? Que no tuvo que perder a quien amaba para darse cuenta de que lo había encontrado.
Uff!! Una verdad demasiado común. Somos tan parcos y patosos que necesitamos, de vez en cuando, perder para saber lo que teniamos.
ResponderEliminarun abrazo sentido